Somos una parte del cuerpo de Cristo, un grupo de individuos y familias que confiesan a Jesucristo como Dios encarnado, el Señor y Salvador del mundo por quien recibimos perdón de pecados y vida eterna; que nos reunimos periódicamente para alabar y adorar a nuestro Señor, orar, compartir la palabra de Dios, ver unos por otros, convivir y edificarnos mutuamente con los dones y ministerios que Dios ha dado a cada miembro.
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